Las condiciones del territorio castellano-leonés hacen
el riego sea necesario para la mayoría de los cultivos que se desarrollan en la
época estival. La necesidad de riego en esta época está fuera de duda, ya que
los cultivos necesitan unos niveles mínimos de humedad en el suelo para poder
absorber los elementos nutritivos que necesita para su normal desarrollo. Un
descenso importante en el nivel de agua del suelo repercute muy negativamente en
los resultados de producción, pudiendo llegar a producirse daños irreversibles
en los tejidos de la propia planta, incluso la desecación total en los casos más
extremos.

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